Cuando oramos entramos en conexión con el
creador de nuestras vidas, con nuestro Padre el mismo que conoce hasta el
número de hebras que tiene nuestro cabello, Él que escudriña nuestros corazones
hasta en lo que nosotros no conocemos.
Ahora bien si tenemos confianza de hablar
con nuestro amigos todo aquello que nos pasa, bueno o malo, porque no hacer lo
mismo e inclusive con mayor intimidad con quien nos ama hasta el punto de
entregar a su único Hijo para salvación tuya y mía.
Realmente vale la pena compartirle todas
nuestras ideas, propósitos, problemas y más aún cuando crees y ves como Él te
responde.
Obrera Rocío de la Tribu de la Fe